miércoles, 31 de mayo de 2017

LA CRISIS DEL CAPITALISMO GLOBAL Y LA MARCHA DE TRUMP HACIA LA GUERRA.

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EL CAPITALISMO GLOBAL, SEGÚN EL SOCIÓLOGO WILLIAM ROBINSON.- La irrupción y el desarrollo del capitalismo global es una interesante teoría explicativa sobre el cambio de época en el capitalismo mundial de finales del siglo XX y comienzos del XXI, expuesta en detalle por el sociólogo norteamericano William I. Robinson. Este cambio, según el autor, está dado por el surgimiento del Estado transnacional que en buena medida vino a remplazar la estructura económica del Estado-Nación a través de la globalización tanto de la producción como de los capitales transnacionales.

“Mientras muchos detractores de la globalización se enfocan en el comercio global y consecuentemente en el mercado, creo que el proceso de globalización está impulsado por la transnacionalización de la producción y los sistemas productivos y de propiedad del capital, que a su turno conducen a la aparición de una burguesía transnacionalizada asentada en la cúspide del orden global”, sostiene este investigador y científico social, quien cuenta con un Ph.D en Sociología de la Universidad de Nuevo México y es autor de varios libros y ensayos.

Robinson es actualmente profesor en el Departamento de Sociología de la Universidad de California, en Santa Bárbara, donde dicta sus cátedras sobre procesos económicos, América Latina, el cambio social y la democracia. Entre sus publicaciones recientes se destacan: “Estudios críticos sobre la globalización”, “Conflictos transnacionales: Centroamérica, globalización y cambio social” y “Una teoría sobre el capitalismo global: Producción, clases y Estado en un mundo transnacional”.

A su pasó por Colombia, tuvimos la oportunidad de dialogar con él para ahondar sobre las implicaciones y consecuencias del capital transnacional.
La economía global: Un nuevo sistema de producción
– En su libro “Una teoría sobre el capitalismo global”, usted señala que la globalización constituye una cambio de época. ¿Por qué?
– El capitalismo sigue siendo capitalismo en cuanto a sus propias leyes de desarrollo y acumulación pero fundamentalmente hay nuevos rasgos, procesos cambiantes, estructuras novedosas y por eso estamos ante una nueva etapa del capitalismo. Siempre el sistema capitalista ha ido cambiando intensiva y extensivamente y podríamos decir que hay una periodización del capitalismo: la primera época mercantil que se inicia en 1492 con la conquista hasta aquella fecha simbólica de 1789.
La segunda época la denominamos del capitalismo competitivo en la que se produce la revolución industrial, el nacimiento de la burguesía, su consolidación como clase y el aparición del Estado-Nación. A comienzos del siglo XX hay una tercera etapa y es cuando el capitalismo competitivo da lugar al capitalismo monopólico, yo lo denomino capitalismo corporativo y aquí tenemos a las grandes compañías nacionales que comienzan a internacionalizarse, a hacerse compañías multinacionales.
En esta época se dan la primera y segunda guerras mundiales, las rivalidades imperialistas entre las grandes potencias. Pero en estas etapas todavía era el capitalismo del Estado-Nación. A finales del siglo XX y comienzos del XXI vemos que se configuran nuevos rasgos que dan lugar a una cuarta etapa del capitalismo cuyas características están dadas porque los principales capitales nacionales se han ido transnacionalizando, fusionándose con capitales de otros países, de tal manera que surge el verdadero capital transnacional, un capital que ya no se arraiga o se identifica con un solo país sino con el sistema global en su conjunto.
Otro rasgo característico es el surgimiento de una nueva clase social que es la clase capitalista transnacional, esta es una fracción de clase que es la dueña de las grandes compañías multinacionales que operan alrededor del mundo sin base en ningún país. Opera como clase, desarrolla una conciencia de clase, se reúne una vez al año en Davos, y ha creado una serie de instituciones y foros para actuar como tal.
Un tercer rasgo es la aparición de una nueva institucionalidad a nivel transnacional como la Organización Mundial del Comercio (OMC), la transformación de las diferentes agencias de Naciones Unidas a comienzos de la década de los 90; y el hecho de que entidades como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial cada vez más sincronizan su accionar, representando los intereses del capital transnacional, creando la infraestructura global y las regulaciones para la economía global.
– ¿Qué características tiene esta economía global?
– La economía global es un nuevo sistema de producción y de finanzas que es trasnacional, que jamás lo habíamos visto. De tal manera que surgen circuitos globales de acumulación y todos los países se han visto obligados por lo que ha pasado con los ajustes y el neoliberalismo a integrarse a esta nuevo sistema productivo y financiero del capitalismo global. De esta manera, hoy los Estados responden a las exigencias del capital y no pueden absorber las demandas populares, cumpliendo un rol más policíaco que político.
– ¿Qué relación hay entre neoliberalismo y capitalismo global?
– Neoliberalismo no equivale a capitalismo global, son dos cosas distintas. El capitalismo global es una nueva etapa histórica del sistema capitalista; el neoliberalismo en cambio, es un programa particular que ha servido desde la década de los 80 para abrir paso al capitalismo global mediante la reducción de las barreras comerciales a la expansión del capital.
Pero perfectamente podríamos cambiar el modelo neoliberal y todavía tener el capitalismo global, al igual que podríamos tener un modelo capitalista de sustitución de importaciones, o un modelo capitalista competitivo, o keynesiano, o de mercado libre, o de Estado, hay muchos modelos, pero siempre hay capitalismo.
En el caso del neoliberalismo hay que decir que está en crisis y ha acelerado las contradicciones de este capitalismo global. Como el capital se globaliza, sale del Estado-Nación, las clases sociales ya no pueden intervenir para exigirle al Estado que redistribuya la riqueza, los sindicatos tienen muchas más dificultades, se presenta entonces un desplome del nivel de vida de las masas populares.
El neoliberalismo nunca genera una legitimidad entre las masas, pero éstas aún no tienen la suficiente fortaleza para enfrentarlo. No obstante, el neoliberalismo entra en crisis con la experiencia de Argentina durante los años 2001 y 2002, con lo cual se da el viraje en América Latina a través de la elección de gobiernos antineoliberales.
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LA CRISIS DEL CAPITALISMO GLOBAL Y LA MARCHA DE TRUMP  HACIA LA GUERRA.
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William I. Robinson.

Rebelión miércoles 31 de mayo del 2017.


La discreta escalada de la intervención norteamericana en el Medio Oriente en las últimas semanas llega en un momento en que el régimen de Trump enfrenta una creciente escándalo sobre la presunta injerencia rusa en su campaña electoral de 2016, además de los índices históricamente mas bajos de aprobación para un presidente entrante y una resistencia cada vez mayor entre la población. Los gobernantes estadounidenses a menudo han lanzado aventuras militares en el exterior para desviar la atención de las crisis políticas y los problemas de legitimidad en su ajuar.

Más allá de la intervención en Siria, Iraq, y Afganistán, Trump ha propuesto un incremento de $55 mil millones de dólares en el presupuesto del Pentágono. Ha amenazado con utilizar la fuerza militar en varios polvorines alrededor del mundo, incluyendo a Siria, Irán el Sudeste Asia, el flanco oriental de la OTAN con Rusia, y en la Península de Corea. En la medida que surjan centros competidores de poder en el sistema internacional, cualquier aventura militar podría desembocar en una conflagración global con consecuencias devastadoras para la humanidad.

Los periodistas y comentaristas políticos han centrado su atención en el análisis geo-político en su esfuerzo por explicar las crecientes tensiones internacionales. Por muy importante que sea este enfoque, hay profundas dinámicas estructurales en el sistema de capitalismo mundial que empujen los grupos gobernantes hacia la guerra. La crisis del capitalismo global se viene intensificando, no obstante el optimismo de los economistas tradicionales y las elites mareadas por índices recientes de crecimiento y la repentina inflación de los precios de las acciones a raíz de la elección de Trump. En particular, el sistema enfrenta una insoluble crisis de la sobre-acumulación y de la legitimidad.

La crisis actual, más que cíclica, es estructural, lo que quiere decir que la única solución es una reestructuración del sistema. La crisis estructural de los años 1930 fue resuelta mediante un nuevo tipo de capitalismo redistributivo, o sea, la social democracia, el Keynesianismo, y el corporativismo. El capital respondió a la crisis estructural de los años 1970 con globalizarse. La emergente clase capitalista transnacional (CCT) emprendió una vasta reestructuración neo-liberal, liberalización comercial, e integración de la economía mundial.

La globalización facilito un boom en la economía global en la última década del siglo XX en la medida que los ex-países socialistas se integraron al mercado global y el capital transnacional, liberado del estado-nación, emprendió una enorme ronda de despojos y de acumulación a nivel mundial. La CCT descargo los excedentes anteriormente acumulados y reanudo la generación de ganancias en la emergente sistema globalizado de producción y finanzas mediante la adquisición de los bienes privatizados, la extensión de las inversiones en la minería y la agro-industria a raíz del despojo de centenares de miles de personas del campo en el antiguo Tercer Mundo, y una nueva ola de expansión industrial asistido por la revolución en la Tecnología de la Informática y la Computación.

No obstante, la globalización capitalista ha dado lugar a una polarización social mundial sin precedente. La agencia de desarrollo británico OXFAM informa que apenas el un porciento de la humanidad posee la mitad de la riqueza del mundo y el 20 por ciento controla el 95 por ciento de esa riqueza, mientras el restante 80 por/ciento tiene que conformarse con apenas el 5 por/ciento.
 

 Los nuevos amos del mundo, el Club semisecreto de Bilderberg - 2017 - representa a la elite financiera del capitalismo global.
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Dada esta extrema polarización de los ingresos y la riqueza, el mercado global no puede absorber la producción de la economía global. El colapso financiero de 2008 marco el arranque de una nueva crisis estructural de la sobre-acumulación, lo que se refiere a que el capital acumulado no puede encontrar salidas rentables para la reinversión de ganancias. Los datos para 2010 indican, por ejemplo, que las compañías estadounidenses contaban en ese año con $1.8 billones de dólares en efectivo no invertido. Las ganancias corporativas han registrado niveles casi record al mismo tiempo que la inversión corporativa ha declinado.

En la medida que se va acumulando este capital no invertido, crecen enormes presiones para encontrar salidas rentables para el excedente. Los grupos capitalistas, y especialmente el capital financiero transnacional, presionan a los estados a crear nuevas oportunidades para la inversión rentable. Los estados neo-liberales han recurrido a cuatro mecanismos en años recientes para ayudar a la CCT a descargar el excedente y sostener la acumulación frente al estancamiento.

Uno es el asalto y el saqueo a los presupuestos públicos. Las finanzas públicas han sido reconfiguradas mediante la austeridad, los rescates a las corporaciones, los subsidios estatales al capital, el endeudamiento estatal, y el mercado global de bonos, todo lo que resulta en la transferencia directa e indirecta por parte de los gobiernos de la riqueza, desde la clases laborales a la CCT.

Un segundo mecanismo es la expansión del crédito a los consumidores y los gobiernos, sobre todo en los países ricos, para sostener el consumo. En Estados Unidos, por ejemplo, país que ha sido “el mercado de última instancia” para la economía global, el endeudamiento de las familias de la clase obrera ha llegado a nivel record para todo el periodo post-Segunda Guerra Mundial. Los hogares norteamericanos tenían una deuda total en 2016 de $13 billones de dólares en préstamos estudiantiles y automovilísticos, en deuda de las tarjetas de crédito, y los hipotecarios. Mientras tanto, el mercado global de bonos – un indicador de la deuda gubernamental global – ya había para 2011 rebasado los $100 billones de dólares.

Un tercer mecanismos es la frenética especulación financiera. La economía global ha sido un gigantesco casino para el capital financiero transnacional, mientras crece cada vez más la brecha entre la economía productiva y el “capital ficticio”. El Producto Bruto Mundial, o el valor total de los bienes y servicios producidos a nivel mundial, alcanzo los $75 billones de dólares en 2015, mientras la especulación solamente en monedas extranjeras llego a $5.3 billones al día en ese año y el mercado global de derivados se estimo en un alucinante $1.2 trillones.

Estos tres mecanismos pueden resolver el problema momentáneamente pero a la larga terminan agravando la crisis de la sobre-acumulación. La transferencia de la riqueza desde los trabajadores al capital constriñe aún más al mercado, mientras el consumo financiado por el cada vez más endeudamiento y la especulación aumenta la brecha entre la economía productiva y el “capital ficticio”. El resultado es una cada vez mayor inestabilidad subyacente de la economía global. Muchos ahora consideran que otro colapso es casi inevitable.
Sin embargo, hay otro mecanismos que sostiene la economía global: la acumulación militarizada. He aquí una convergencia de la necesidad que tiene el sistema para el control social y la necesidad que tiene para la acumulación perpetua. Las desigualdades sin precedente solo pueden ser sostenidas por los sistemas cada vez más expansivos y ubicuos de control social y represión. Pero muy por aparte de las consideraciones políticas, la CCT ha adquirido un interés creado en la guerra, el conflicto, y la represión como medio en si de la acumulación, incluyendo la aplicación de amplias nuevas tecnologías y una mayor fusión de la acumulación privada con la militarización estatal.

Mientras la guerra y la represión organizada por el estado cada vez más se privatiza, los intereses de un amplio despliegue de grupos capitalistas cambian el clima político, social, e ideológico hacia la generación y el sostenimiento de los conflictos – tal como en el Medio Oriente – y en la expansión de los sistemas de guerra, de represión, de vigilancia y de control social. Las así llamadas guerras contra las drogas, contra el terrorismo, contra los inmigrantes; la construcción de muros fronterizos, de centros de detención de los inmigrantes y cárceles; la instalación de los sistemas de monitoreo y vigilancia en masa, y la extensión de las compañías privadas mercenarias y de seguridad – todo eso se convierte en principales fuentes para la acumulación y generación de ganancias.
El estado norteamericano se aprovechó de los ataques del 11 de setiembre de 2001 para militarizar la economía global. El gasto militar estadounidense se disparó, alcanzando billones de dólares para librar la “guerra contra el terrorismo” y las invasiones y ocupaciones de Iraq y Afganistán. La “destrucción creativa” de las guerras funge para echar leña a las brasas humeantes de una economía global estancada. El presupuesto del Pentágono subió en un 91 por/ciento en términos reales entre 1998 y 2011, y aun sin incluir las asignaciones especiales para Iraq, se incrementó en un 50 por ciento en términos reales en este periodo. En la década de 2001 a 2011, las ganancias de la industria militar casi se cuadruplicaron. A nivel mundial, el gasto militar creció en un 50 por/ciento desde 2006 a 2015, de $1.4 billones a $2.03 billones de dólares.

La vanguardia de la acumulación en la economía real alrededor del mundo cambio de la Tecnología de la Informática y la Computación antes de que se reventó en 1999-2000 la burbuja de la bolsa de valores para este sector (conocido como “dot-com”), al nuevo “complejo militar-seguridad-industrial-financiero” – este mismo complejo a la vez integrado al conglomerado de alta tecnología. Este complejo ha acumulado enorme poder en los pasillos del poder en Washington y en otros centros políticos alrededor del mundo. Un emergente bloque de poder que reúne el complejo financiero global con el complejo militar-seguridad-industrial tendió a cristalizarse a raíz del colapso de 2008. Hay una peligrosa conjugación alrededor de la acumulación militarizada de los intereses de clase de la CCT con la cuestiones geo-políticas y económicas. Entre mas llega a dependerse la economía global de la militarización y el conflicto, cada vez mayor es el impulso hacia la guerra y cada vez mas altos los riesgos para la humanidad.

El día después del triunfo electoral de Trump, el precio de las acciones de la empresa “Corrections Corporation of America,” la principal contratista privada para los centros de detención de los inmigrantes en Estados Unidos, disparo en un 40 por ciento, dada la promesa electoral de Trump de deportar a los inmigrantes en masa. Los grandes contratistas militares como Raytheon y Lockheed Martin, registran súbitas alzas en sus acciones cada vez que hay un nuevo brote del conflicto en el Medio Oriente. Horas después de que la marina norteamericana bombardeo a Siria con misiles Tomahawk el pasado 6 de abril, el valor de las acciones de Raytheon subió en un mil millones de dólares. Centenares de firmas privadas alrededor del mundo hicieron ofertas para la construcción del tristemente célebre muro de Trump en la frontera Estadounidense-Mexicana.

Más allá de la retórica populista, el programa económico de Trump constituye el neo-liberalismo en esteroides. Las reducciones de impuestos corporativos y la acelerada desregulación vendrá a exacerbar la sobre-acumulación y aumentara la propensión del bloque de poder para los conflictos militares. Los militares activos y retirados que controlan la maquinaria norteamericana de guerra ocupan numerosos puestos en el régimen de Trump y gozan de cada vez mayor autonomía de acción. Sin embargo, detrás los régimen de Trump y del Pentágono, la CCT busca sostener la acumulación mediante la expansión de la militarización, el conflicto, y la represión. Solamente un contra-movimiento desde abajo, y a la larga, un programa para redistribuir la riqueza y el poder hacia abajo, pueden contrarrestar el espiral hacia arriba de la conflagración internacional.

William I. Robinson. Profesor de Sociología, Universidad de California en Santa Bárbara.

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